martes, 28 de abril de 2015

Yoga




De acuerdo al Glosario Teosófico de Blavatsky, la palabra yoga deriva de una palabra sánscrita que significa: "Unión de la esencia humana con su origen".  

Esta práctica milenaria tiene como finalidad entre otros, alcanzar la felicidad,  como un estado interior, mediante observancias del cuerpo, mente y respiración.  Se dice que si puedes controlar tu respiración entonces también puedes controlar tu mente.

Para entrar en el mundo del yoga, hay que seguir ocho pasos denominados Yogangas.  Tratar de explicarlos todos resulta una tarea bastante difícil; sin embargo trataré de resumirlo de la manera más sencilla posible, para que el yoga no se entienda como la postura que se utiliza en el momento de meditar, sino mas bien como un estilo de vida, ya que el sentarse a meditar es solo uno de los pasos.

El primer paso es el Yama.  Y básicamente tiene que ver con las observancias que debemos tener en nuestra vida.  Debes dejar de hacer o tomar algo.  Tiene que ver con el evitar el deseo aunque la tentación exista. Por ejemplo evitar la violencia (me viene a la mente la vida de Mahatma Gandhi).

El siguiente paso es Niyama; es decir, las observancias.  En este paso tenemos que poner atención en las cosas que debemos hacer, por ejemplo ser limpios, mantenerse serenos (recordemos la oración de la serenidad), leer libros sagrados o que enriquezcan tu espíritu  (la Biblia por ejemplo), estar agradecidos por las bendiciones que Dios nos da todo el tiempo.  El día de hoy al ir a una iglesia aprendí que Dios solo va a darnos más bendiciones si hemos hecho un uso correcto con las que hemos recibido.  Sino, aún esas bendiciones recibidas nos serán quitadas.

La tercera yoganga es Asana, es decir la postura corporal en el momento de la meditación.  Como podrán ver, para sentarse a meditar, tenemos que llegar con ciertas abstinencias y observancias en nuestro diario vivir.  Lo más importante en Asana es que la columna vertebral esté recta.  No importa si tu estás sentado o acostado, aunque recomiendo para los principiantes que lo hagan sentados ya que si lo hacen acostados podrían quedarse dormidos y esa no es la idea.  Si tu cuerpo físico no está relajado completamente no podrás hacer meditación.

Después de adoptar una posición física adecuada, entonces entramos en Pranayama o dominio de la respiración.  Hay que aprender a controlar la respiración y como mencioné anteriormente, si controlas tu respiración controlas tu mente y si controlas tu mente controlarás tu cuerpo.

A continuación entramos en Pratyahara es decir la introspección serena.  En este paso debemos evitar que los pensamientos que lleguen a nuestra mente se estanquen.  Hay que dejarlos ir hasta que la mente se aquiete.

Dharana o concentración es el siguiente paso. Aquí la mente está en silencio, quieta completamente.

Recién en Dhyana que es la meditación propiamente dicha o contemplación, se pasa más allá de las formas y si se profundiza un poco más finalmente se habrá alcanzado el Samadhi que como lo dice Blavatsky es el grado supremo del yoga donde la mente es por completo consciente de si misma.  Para el hinduismo, el Samadhi es la iluminación.









Debo dar las gracias a mi maestra Marleni por sus valiosas enseñanzas y fotografías.



miércoles, 22 de abril de 2015

Itaca

Ítaca es el nombre de la isla donde vivía Ulises, el Ulises de la mitología griega, el Ulises del inmortal Homero, el Ulises que siempre está pensando, el Ulises que  luchará hasta el final porque no se dará por vencido, porque se niega a creer que algo pueda derrotarlo.  El Ulises que utiliza el intelecto  antes de tomar una decisión.  Es el Ulises que a diferencia de otros héroes, es mortal.

Fue el poeta Homero quien lo inmortalizó en su obra la Odisea, escrita alrededor del siglo VIII A. C.  y en ese poema épico, Homero narra la historia del retorno de Ulises a su querida isla Itaca donde le espera su esposa Penélope, su hijo Telémaco y por supuesto la Isla Itaca ya que en esa isla él es el rey.

El viaje de retorno que fue por mar, estuvo  lleno de peligros, dificultades, tragedias y muertes.  Tuvo que enfrentarse a huracanes que le desviaban de su trayectoria, con inteligencia salvo a su tripulación del peligro de comer la droga contenida en la flor de loto en el país de los lotófagos; luchó contra  un cíclope gigante hiriéndolo en su único y enorme ojo ubicado en medio del rostro; sobrevivió a la ira de Poseidón, Dios del mar y padre del cíclope gigante contra quien Ulises se había enfrentado; sufrió el ataque de  caníbales gigantes, fue atado en el mástil de la embarcación para vencer el sonido de las sirenas; se enfrentó a Circe la hechicera e inclusive tuvo que descender  hasta el mismo infierno.

De manera que el viaje de retorno de Ulises a Itaca se convirtió en una verdadera Odisea.  Y justamente el término odisea deriva de Odiseo, nombre con el cual también se le conocía a Ulises. 

Él anhela regresar a casa y finalmente lo hace después de 10 años.  Me pregunto: Cuanto tiempo te tomó a ti retornar a casa? o aun no retornas?  Todos de una u otra manera nos identificamos con Ulises, ya que  todos  partimos alguna vez de casa.  Y desde el momento mismo de la partida empieza el retorno, el retorno a casa, el retorno a Itaca.  Estoy seguro que volveremos algún día. 


Yo no se donde te encuentras en este momento; quizás en España, Italia, posiblemente en Chile, o tal vez en Venezuela o Washington DC, lo único que se es que  al igual que Ulises sortearás todos los obstáculos que se te presenten en tu camino, que te fortalecerás, que crecerás emocional y espiritualmente y que finalmente retornaras a casa pero como diría ese gran psicólogo austriaco sobreviviente del holocausto, Viktor Frankl,  transformado en el hombre en busca de sentido.











Finalmente, todos somos viajeros.  Es algo mágico,  disfuten de este hermoso poema de Constantino Cavafis (1911).

domingo, 19 de abril de 2015

Tulipanes

La primavera es una de las estaciones bastante anhelada por muchos amantes de la naturaleza y es que las razones se justifican no solo por el fin de los fríos días que impone el invierno sino también por el retorno de la vida silvestre en su mas amplia expresión. 
Las plantas, por ejemplo, le dan al paisaje un singular atractivo multicolor y dentro de las ciudades, varias son las especies preferidas por sus habitantes para lucir sus jardines. 

Los tulipanes, entre otras, ya se han convertido en una de las plantas más populares (no solamente dentro de la ciudad donde vivo sino del mundo)  gracias a sus variados colores y al aroma que desprenden algunas de sus fragantes especies.
Hoy fue un día especial,  salí a recorrer la ciudad con mi cámara y me deleité fotografiando algunos de ellos que  deseo compartirlos con ustedes. Uno de los Tulipanes me dejó ver con su absoluta inocencia su  intimidad y al oído me susurró que si entregaba a alguien uno de color rojo, bastaba para declararle mi amor.